Permítanme presentarme:
Me llaman Pepe, el pampeano.
Jamás me tembló la mano
al pulsar una guitarra.
Yo soy como la cigarra,
le canto al sol del verano.
No soy, como Jorge Luis
lo pintó al amigo Fierro.
Tengo aciertos, tengo yerros
como cualquiera los tiene.
Soy manso, si me conviene,
y sólo quiero ser feliz.
Con estos versos, quisiera,
donde cuento mis andanzas,
hacerles doler la panza
por reírse sanamente,
y que olviden lo inclemente
de sus penas más fuleras.